lunes, 18 de diciembre de 2017

TODO LO QUE NO SE PUEDA IMAGINAR Y SOÑAR, NO LO VOY A PODER CONSEGUIR.
Aquí hay una invitación a soñar y compartir nuestros sueños.,
PORQUE LA FE SE CONFIRMA CON OTROS Y SOMOS TEMPLOS DE DIOS, QUE ME DA Y ME REGALA SUS DONES.
DESPIERTA EL DON QUE HAY EN TI.
MC 14(3-11).UNA MUJER UNGE A JESÚS.
Estando Jesús en la casa de un señalado pues era leproso, llega una mujer anónima con un frasco que contenía un perfume muy caro que rompe y lo derrama sobre la cabeza de Jesús ungiéndole y proclamarlo Rey como en el A.T hacían los profetas encargados de ungir a los reyes.
La mujer no pide nada sino que regala lo más valioso que tiene.
VISIÓN DE LA MUJER.
Ante la persona de Jesús la mujer no ve dificultades, ni obstáculos. Ve que el tiempo de Jesús se acaba, y ve que lo que tiene de valioso merece la pena derramarlo por Jesús.
VISIÓN DE LOS COMENSALES
Algo inconveniente e inesperado.
Desmesura, atrevimiento y censuran el acto. No entienden y no entra en sus cálculos todo signo que cuestione su mediocridad.
VISIÓN DE JESÚS
Un gesto bello, un anuncio de que su hora está cerca, un gesto que anticipa su propia entrega.
Ve a una mujer que no viene a pedir nada, sino a ofrecer gratuitamente lo mejor que tiene y está proclamando a Jesús Rey.
Jesús visualiza que el pobre por excelencia es Él, porque sólo posee unas pocas horas de vida.
Jesús toma partido cuando es criticada.
Ella derrama perfume y Él su sangre.
Por fin alguien ha entendido las palabras sobre el perder y el ganar. MC8, 35.
Jesús ve en este gesto de derroche y vaciamiento la ganancia.
Quien pierde la vida, la ganará.
¿Qué ves tú? ¿A qué te sabe este texto? ¿A qué te huele?
Por Julia Gutiérrez

viernes, 1 de diciembre de 2017

Primer domingo de Adviento.Ideas para la homilía


LA OPORTUNIDAD DE ESTE ADVIENTO PARA NUESTRA CONVERSIÒN ECOLÒGICA 

Nuestra vida y toda la creación como como obra de Dios

Iniciamos este Adviento con la provocación de una Palabra de Dios que nos urge a la confianza y a la responsabilidad. La confianza en que el sentido, el origen y el fin de la vida y de toda la creación es el amor gratuito de un Dios con corazón de Buen Padre y manos alfareras. Un Dios artesano y todo cuidadoso que nos invita a sumarnos con Él en la obra del amor y la justicia y a restaurar el orden roto por la violencia y el expolio al que está sometida nuestra casa común, la Madre Tierra. 

El profeta Isaías nos recuerda que Dios sale al encuentro de quienes practican la justicia. Hoy, desde el grito de la vida amenaza del planeta, sentimos que la ecojusticia es una llamada apremiante, ante la que como cristianos y cristianas no podemos permanecer indiferentes, porque formamos parte de la naturaleza y el clamor de los pobres y el clamor de la tierra ante la deforestación de nuestros bosques, o el desigual e injusto acceso al agua en el mundo, son un mismo clamor. Por ello este Adviento puede ser una buena oportunidad para descubrir y practicar la dimensión ecológica que conlleva también nuestra fe, porque el gemido de la hermana tierra que se une al gemido de los más abandonados nos están reclamando un cabio de rumbo ( LS 53)