jueves, 20 de febrero de 2020

Comentario al Evangelio.21 febrero


 Paradojas evangélicas (Mc 8,34-9,1) 

El Evangelio no es light. Es una Buena Noticia de liberación pero tiene páginas incómodas que no podemos saltarnos y que exigen ser atravesadas en toda su densidad. Este texto remite a ello. Las paradojas y las oposiciones se concatenan en él. La paradoja es una figura de pensamiento y lenguaje que ofrece como contradictorias vivencias que en su fondo encierran una verdad más honda y tensional. Permite percibir aspectos de la realidad que no son evidentes, sugiere sin imponerse y expresa desbordamiento y desconcierto. La paradoja más radical del evangelio aparece precisamente en este texto: Quien quiera salvar su vida la perderá pero quien pierda su vida por el evangelio la salvará. Jesús cambia radicalmente el sentido de lo que es perder y ganar. Perder la vida es agotarla en uno mismo y los propios intereses negando la projimidad. Ganarla es descubrir que somos en relación y en interdependencia y que no podemos vivir al margen del sufrimiento y la injusticia que afecta a nuestros hermanos y hermanas más vulneradas ni ser cómplices con ellas. Negarnos a nosotros y nosotras mismas significa que la solidaridad y el amor tiene también costes que hay que asumir cuando lo que está en el bien común y el bien de los más vulnerados y vulneradas.