lunes, 1 de octubre de 2018

COMUNICADO XXII ENCUENTRO DE MUJERES Y TEOLOGIA


COMUNICADO
XXII ENCUENTRO DE MUJERES Y TEOLOGÍA Y V FORO DE LA RED MIRIAM DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA
SALTO VITAL: CREYENTES Y FEMINISTAS. NUEVAS PERSPECTIVAS
 L

Los días 28, 29 y 30 de septiembre de 2018 nos hemos reunido en Zaragoza 275 mujeres y algunos hombres para celebrar muchos saltos vitales y estar dispuestas a seguir saltando en el futuro. Durante estos tres días, las organizadoras de este nuevo encuentro nos hemos visto acompañadas mayoritariamente por mujeres de otras Asociaciones de Mujeres y Teología del territorio y de la Red Miriam de Espiritualidad Ignaciana, así como por una gran variedad de grupos creyentes, entre ellos las Comunidades Cristianas Populares de Aragón, y de personas no creyentes que luchan porque creen en la utopía de que otro mundo es posible. 

La misma preparación ya ha supuesto un gran salto vital, debido a la separación geográfica existente (Zaragoza, Madrid, Barcelona....), que no habría sido posible sin los medios de comunicación, tanto de transporte como Internet, que esta sociedad pone a nuestra disposición. 

Recogemos algunos Ecos que nos resuenan con más intensidad: 

Ivone Gebara nos sitúa en los feminismos cristianos de América Latina, nacidos hace más de 40 años, y hoy satanizados, también por la iglesia católica, al considerarlos responsables de la falta de valores en la sociedad, por alejar a las mujeres del papel tradicional que se espera desempeñen en la familia. Da la sensación que durante estas décadas el avance conseguido se está perdiendo y hay que volver a empezar. Constata la dificultad para llegar a amplios sectores de mujeres, especialmente las empobrecidas. Sin embargo, las mujeres sí que tienen conciencia de sus derechos, aunque no lo atribuyen a las luchas feministas. 

El sufrimiento sigue estando presente especialmente en el cuerpo de las mujeres. La interseccionalidad  entre raza, género y clase emergen con urgencia una teología feminista que es necesario descolonizar para reconocer la multiplicidad de identidades y abrirse a otras epistemologías y cosmovisiones más allá de las que se nos imponen desde el poder hegemónico capitalista, patriarcal y blanco. 

En este contexto, entendemos que la espiritualidad ecofeminista como una manera de respirar nos conecta con un Misterio Mayor que nos teje más allá de etnias y fronteras, más allá de la comunidad humana para hacernos experimentar que formamos parte de la comunidad cósmica. 

Una espiritualidad que nos urge a aprender a amar la debilidad, a descubrir la belleza de la precariedad y la mezcla. Una espiritualidad de lo provisorio y lo efímero donde sólo pueden sostenernos las relaciones de interdependencia y cuidado porque vivir y sobrevivir tiene una gran condición que es que seamos mezcladas, como una más del cosmos que nos da materia y vida. 

Yayo Herrero nos ha recordado que el planeta que habitamos tiene límites físicos que el modelo económico ha rebasado ampliamente, se están modificando los ecosistemas con gran rapidez, de modo que la vida se está viendo muy comprometida, alcanzando grandes niveles de desigualdad. Sostener este estilo de vida de sujetos privilegiados violentando otras vidas es criminal. 

El principio fundamental de lucha contra la amargura, que permite mirar la realidad para construir vías de salida, se basa en no estar solas, en construir comunidades que favorezcan la vida, incluso en los espacios más hostiles, establecer redes de cuidado, reconstruir espacios comunitarios de mujeres, y apostar por toda la pulsión de vida que merece la pena ser vivida. 

Esta nueva conciencia constituye hoy un nuevo salto vital que tenemos que seguir dando juntas. Un “¡HÁGASE!” desde la diversidad del sujeto mujeres que hoy nos constituye y la suma de todas nuestras resistencias y rebeldías frente a un sistema capitalista y patriarcal que atenta contra la vida y los cuerpos de las mujeres. 

Por eso hoy más que nunca las mujeres creyentes y feministas, participantes en este congreso, nos declaramos vivas, libres y en rebeldía. 

¡Hágase!