Casi la traga el río. Eufrosina Martínez estaba lavando ropa, cuando la atrapó la corrinete y la arrastró.
Ella salvó la vida, después de mucho manotear entre las rocas; pero perdió el alma.
El susto se la llevó: El alma, espantada, se fue en el agua.Desde entonces, el cuerpo desalmado de Eufrosina ya no pudo moverse,
dejó de comer, no consiguió dormir, y ya no supo distinguir la noche del día.
La sanó un curandero de la sierra de Puebla.
Cuando el alma le volvió al cuerpo, ella nació de nuevo.
El cuerpo y el alma volvieron a encontrarse, fueron cuerpalma, fueron almuerpo, y Eufrosina se levantó y volvió a caminar sobre este mundo que a veces te voltea como un río furioso bajo los pies.
El ritual de la sanación fue largo y secreto. Nunca se supo.
Pero el curandero dijo:
Para que vuelva el alma perdida, hay que perder el miedo.
( Eduardo Galeano)