El pasado 5 y 6 de octubre tuvo lugar en Salamanca la celebración de nuestros 25 años como Seminario de Acompañamiento. Nuestra compañera Lourdes Gorostola, actualmente en Roma como coordinadora general de las Mercedarias de Berriz y tutora del Seminario casi desde su inicio fue la encargada de dar la bienvenida a las participantes que a continuaciòn reproducimos:
Bienvenidas todas a esta celebración de nuestros 25 años de caminar como Seminario de Acompañamiento. A las que participamos aquí en Salamanca y a quienes se suman a la fiesta por su cercanía, amistad y porque han puesto en marcha otras experiencias en Galicia.
Son 25 años que nos hablan de recorrido largo. Las históricas suelen contar que los inicios no fueron nada fáciles, pero si atrevidos y con “mucha visión” … Porque algo que permanece en el tiempo, con capacidad de ir recreando una propuesta tan integral como está, nos habla de que había una necesidad... Una necesidad de prepararnos como mujeres acompañantes desde la espiritualidad ignaciana y este seminario ha sido capaz de ir dando una respuesta seria y creativa.
Cuando pienso en tanta gente que ha pasado por aquí, por este Seminario, a las que sin duda hoy traemos a la memoria de nuestra corazón, me viene un relato bien conocido de Eduardo Galeano, que dice así:
Un mar de fueguitos
Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
Y a la vuelta, contó.
Dijo que había contemplado, desde allá arriba,
la vida humana.
Y dijo que somos un mar de fueguitos.
- El mundo es eso - reveló -. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales.
Hay fuegos grandes y fuegos chicos
y fuegos de todos los colores.
Hay gente de fuego sereno que ni se entera del viento,
y gente de fuego loco que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman;
pero otros, otros arden la vida con tantas ganas
que no se puede mirarlos sin parpadear,
y quien se acerca, se enciende.
¡¡Cuántos fueguitos que llegaron por aquí, que se encendieron, reavivaron, despertaron… siguen, seguimos ardiendo y encendiendo a otras/otros… en diferentes partes del mundo… sí del mundo y en “diferentes mundos” …Porque por ahí nos vamos encontrando y tenemos noticias de unas y de otras.
!! Y hay también “algunos fueguitos” que siguen ardiendo en el cielo…acompañándonos, cuidándonos… Recordamos a quien nos dejaron, nombrando a algunas: Magdalena, Mapi, Teresa, Antonia, Mónica, Petra… y como no, a Marisa Moresco que tuvo “un aporte tan significativo” en estos 25 años de historia compartida. Ellas también están con nosotras hoy…y se alegran de esta fiesta.
Estamos seguras de que muchas de nosotras recordaremos “aquel momento” en el que vinimos al Seminario… la inquietud, expectativa, cierto miedo, ilusión… los encuentros con compañeras con las que compartimos mucho y a fondo. Las pre-prácticas, los temas de reflexión, las tareas, los paseos por la ciudad…y sobre todo lo “que se nos iba moviendo por dentro”.
Ya nos decían las tutoras y Lola, que era importante “darnos cuenta” de lo que nos llegaba… ampliar nuestra consciencia, porque ese era uno de los objetivos: “desencadenar procesos”… “Procesos”… esa palabra parecía importante… porque lo que aquí se ofrece no es “un curso”… sin más!
Y cuando nos íbamos dando cuenta de “las movidas internas” empezaban las preguntas y dudas… “¿por qué habré venido? ¿quién me habrá mandado ...? Cómo no me dijeron lo que pasaba…? En cuanto vuelva les pediré explicaciones…y me lo pensaré” … “Yo vine para aprender a acompañar a otras personas… y descubro que la que necesita acompañamiento soy yo…”. Pensaba “solucionar algunos problemillas que tenía…a ver si me daban alguna solución o buen consejo… y me dicen que esto no es para eso…”. “Nunca imaginé que una experiencia así me pudiera abrir tantas puertas, ventanas… de mí misma… qué ganas de ir a por todas”.
Y entre tantas emociones y sentimientos se nos iban colando también otras inquietudes y deseos… sobre todo de crecer como mujeres que buscan a Dios, que quieren seguir a Jesús desde sí mismas, “haciéndonos cargo de nuestras vidas” … y de ser testigos para otros/as de como nos sigue llamando, invitando a “ser parteras de la vida”, acompañantes en el camino…
Estamos seguras de que todas las que hemos participado en el Seminario o nos han “llegado ecos” de él… tenemos un lugar en nuestro corazón para sus vivencias, pasos dados, rostros que nos alentaron, preguntas que nos han seguido trabajando… A ninguna nos ha dejado indiferentes, en todas “pasó algo” o mejor dicho “Alguien” que nos salió al encuentro “con preguntas de vida”, como dice Lola.
Y estoy segura de que muchas de nosotras… y tantas otras con las que compartimos este camino, podemos decir que esta experiencia marcó nuestras vidas… porque se abrieron nuestros ojos a otras dimensiones, se ampliaron perspectivas, algo por dentro se nos iba ensanchando, vimos “tareas” que hacer, sendas por donde transitar que nos abrían la posibilidad de una vida más plena y auténtica.
Y de vivirlo desde nuestra conciencia de ser mujeres… Conscientes y comprometidas en una Iglesia a la que le sigue costando “darnos lugar sobre todo cuando se trata de tomar decisiones” … Y en un mundo que necesita “ser reconfigurado”, como dice nuestra amiga Pepa Torres… “porque las mujeres del mundo, como aquellas primeras obreras de Massachusetts, seguimos reclamando hoy el pan y las rosas: pan para tener que vivir pero también y a la vez rosas: reconocimiento, sentido, participación, espiritualidad…) para tener por qué vivir”. (Pepa Torres en la conferencia de la Asamblea General de CONFER, nov. 2018).
Que en esta celebración:
Agradezcamos “tanto bien recibido…” Disfrutemos del encuentro… y como dice el cartel: podamos seguir descubriendo el acompañamiento espiritual, como “una conjura” favor de la V/vida