martes, 21 de diciembre de 2021

Pasar de las tinieblas a la luz. Justicia y reparación para las víctimas de abusos en la iglesia

 

Pasar de las tinieblas a la luz.

Justicia y reparación para las víctimas de abusos en la iglesia

Desde la Revuelta de Mujeres en la iglesia de Madrid mostramos todo nuestro apoyo, solidaridad y compromiso con todas las víctimas de abusos en la Iglesia española; demandando con ellas verdad, justicia y reparación. Víctimas entre las cuales también hay mujeres, aunque sus casos sean todavía mucho más invisibles.

Saludamos los pasos dados por el papa Francisco para garantizar la apertura de una investigación sobre 251 casos inéditos de abusos recopilados y verificados por los periodistas de El País Íñigo Domínguez y Julio Núñez. A lo largo de los últimos tres años, el trabajo de estos periodistas ha establecido una base de datos de 602 casos de abusadores y 1.237 víctimas desde los años 30 hasta nuestros días dentro de la Iglesia Católica española. Este número supera con creces los 220 casos reconocidos por la Conferencia Episcopal Española (CEE).

Los números de casos nos producen un profundo sentimiento de dolor y vergüenza. La investigación nos proporciona un atisbo de esperanza por lo que puede suponer para las víctimas, que ojalá encuentren en sus resultados algo de reparación a tanto sufrimiento vivido en soledad y silencio.

El Informe remitido por El País al Papa muestra una vez más una realidad dramática que no puede seguir quedando impune y que exige ser abordada con transparencia, responsabilidad institucional, reparación y solidaridad afectiva y efectiva con todas y cada una de las personas abusadas.

Con indignación y dolor reconocemos que hasta ahora la postura mayoritaria de la jerarquía eclesial española ha sido negacionista y defensiva ante la reivindicación de las asociaciones de víctimas, ocultando institucionalmente los hechos y propiciando la impunidad de muchos de los abusadores y, con ello, la repetición de los abusos.

La actitud de la iglesia ha buscado más enterrar el problema y borrar cualquier rastro documental de lo realmente sucedido que incidir en las causas y agravantes del mismo. Una postura que ignora, cuando no directamente desprecia el sufrimiento de las personas abusadas, cuyas declaraciones y testimonios son sometidos a sospecha y a quienes se les sigue negando la escucha y reparación que demandan, lo que supone una revictimización que perpetúa el horror y se les hace casi tan dolorosa como los abusos sufridos en su día.

La decisión del papa Francisco de abrir una investigación nos parece valiente y coherente con lo que viene siendo su postura en relación con el gran drama humano y lacra para la propia iglesia que constituyen los abusos. Una postura que se niega a lavarse las manos. En contraste con ello, los obispos españoles, a excepción del de Zamora, Fernando Valera, se han caracterizado por su resistencia a abrir los archivos y hacer una investigación sistemática y en profundidad sobre la realidad de los abusos.

La Revuelta de Mujeres en la Iglesia reclamamos tolerancia cero frente a toda forma de abuso de conciencia y abuso sexual. Estos abusos tienen su origen en el mal patológico del patriarcado y el clericalismo. Mal pandémico que anula la identidad de las personas bajo el abuso de poder.

Apoyamos a las víctimas en la exigencia de reparación a la vez que mostramos vergüenza y dolor por sus sufrimientos y nuestra inmensa gratitud por tener el valor de denunciar. Es hora de leer esta página para poder pasarla. Es hora de hacer caso a las palabras de Jesús: la verdad os hará libres. Es hora de que, más allá de la investigación de los 251 casos remitidos por El País al Papa y al cardenal Juan José Omella, la Iglesia española -diócesis y órdenes religiosas, y sus organismos de coordinación, la CEE y la CONFER- den definitivamente un paso adelante y propicien una investigación completa e independiente sobre los abusos cometidos en el seno de la Iglesia Católica en nuestro país.

Es hora también de que las comunidades cristianas, independientemente de la actitud de nuestros obispos y órdenes religiosas, digamos alto y claro que esta historia de miseria, pecado y delito debe llegar a su fin y que las víctimas de abusos son nuestros hermanos y hermanas, que su herida es nuestra herida y que les abracemos, les acojamos y les pidamos perdón por nuestro silencio.

Abogamos finalmente por la prevención de los abusos en la Iglesia, estableciendo relaciones horizontales con especial atención al respeto de la alteridad y dignidad de las personas y enfocando las relaciones desde la cultura del cuidado y el rechazo a todo tipo de violencia.

Es hora de dejar atrás el reino de las tinieblas e ingresar en el reino de la luz.

                     ¡Justicia y reparación para las víctimas de abusos en la iglesia!

                                    Revuelta de mujeres en la Iglesia de Madrid