ACOMPAÑAR Y DEJARSE ACOMPAÑAR EN LO COTIDIANO
Después de más de 25 años el seminario de Acompañamiento organizado por La Red Mirian de Espiritualidad Ignaciana y el Equipo Ruaj ha sido para muchas mujeres un espacio en el que descubrir el valor y la trascendencia de situarse en la vida en modo cuidado. No solo se puede aprender muchas cosas relativas al acompañamiento sino que la experiencia ayuda a comprender desde el corazón que la escucha activa en los encuentros cotidianos, las preguntas regaladas desde la acogida y la empatía posibilitan nuevos comienzos, una mirada distinta a la realidad y fortalece la certeza profunda en un Dios que sostiene, nos cuida y nos ama en las encrucijadas de nuestros camino, en posibilidades que descubrimos, en la mano tendida, en la fuerza que nos levanta para seguir construyendo vida y esperanza.
El presente que habitamos necesita personas que sepan acompañar y se dejen acompañar porque casi nunca encontramos respuestas solas, necesitamos compañer@s que nos escuchen, nos ayuden a objetivar, nos acompañen un trecho del camino. Porque no somos comunidad solo con desearlo sino aprendiendo a esperar, a sostener preguntas, a tejer sueños con paciencia y fidelidad.
Muchas mujeres han pasado por el seminario a lo largo de los años y ellas son testigos de la verdad de esta propuesta, de la importancia de aprender a ser buenas compañeras de camino. Ellas se han empoderado acompañadas y acompañando, ellas siguen compartiendo caminos de sororidad y profecía y algunas de ellas nos regalan hoy su experiencia. Las escuchamos.
TAN ESPERADA LUZ
Tras lo que parece casualidad está la mano de Dios desvelando una vez más que toda vida es sagrada y que hay que descalzarse para entrar en ella.
Acoger la vida acompañando la vida, parecen palabras sencillas, pero encierran un significado que tras los dos años de seminario adquieren plenitud de realidad en mí.
Un seminario a través del cual me he ido sumergiendo en lo profundo de mi ser, aprendiendo a surfear y a bucear mi propia vida acogiendo mis miedos, mis imperfecciones, mis temblores, mis limites, mis sombra, mis luces, mis vergüenzas … en definitiva acogiéndome a misma y abrazando lo que soy, dándome el valor de nombrar, aceptar, desvelar, iluminar y atravesar con un amor desmesurado la realidad de vida más auténtica, aquella donde se encuentran los momentos gozosos, los dolorosos, la grietas, los aprendizajes y la heridas.
Y ahí en lo cotidiano de la vida, en cada encuentro, en cada rostro de la comunidad itinerante, de cada mujer, en la escucha de la sabiduría aquellas que ya habían recorrido el camino, en el tiempo pausado, en el entretiempo de los encuentros, en la reflexión, el parar y el silencio me encontré, me reconocí, aprendí a amarme con desmesura, a perdonarme y esa luz que siempre estuvo ahí pero que no podía ver, sentir y dejar ser, se liberó de las cadenas impuestas, las externas y las internas.
Y aprender a acogerme me hizo partera para ser capaz de acoger a otras, y en ese camino aprendí a acompañarnos como compañeras, desde el equilibrio de saber acoger y saber dar, inspirando acogida y expirando acompañamiento.
No puedo más que dar gracias a Dios por ir guiándome hacia este espacio de cuidado, de acogida, de acompañamiento, pero sobre todo de sanación y salvación, agradecida por tanta humanidad preñada de divinidad.
Una experiencia en la que las palabras no me alcanzan para expresar lo vivido y que en una frase resumida sería:
“la vida discernida en comunidad me capacito para ver los hilos de luz que iban unificando las diferentes dimensiones que me configuran, haciéndome una con el mundo y el misterio”
Estibaliz Durán
ACOMPAÑADA PARA ACOMPAÑAR
Acabo de terminar con mucho gusto el XIV seminario de acompañamiento organizado por la Red Miriam y equipo Ruaj. Te comparto 5 razones para lanzarte en esta aventura.
1. Si buscas un espacio para conocerte mejor y crecer de manera integral,
2. Si ves que tu seguimiento a Jesús en su plan de construir un mundo mejor contigo, necesita un paso más.
3. Si como mujer, quieres hacer una lectura creyente de tu fe con gafas de testigas femeninas.
4. Si necesitas acompañar y ser acompañada en la vida diaria con mirada especial a tu realidad.
5. Si quieres aprender a discernir desde la espiritualidad ignaciana femenina.
Este es el momento de hacerte el mejor regalo a ti misma, haciendo camino con muchas otras mujeres que a lo largo de la historia de este seminario han pasado por él. Serás acompañada para acompañar en este arte. Aprenderás y desaprenderás para tu entrega para l@s demás.
El seminario me ha ayudado a vivir conscientemente mi seguimiento a Jesús, a sentirme feliz en mi vocación y misión. He crecido en acompañar con cariño a las personas más vulnerables y mirar mi realidad con ternura. ¿Por qué no tú? ¡Anímate! realmente ¡merece la pena!
Bibiane Ngoyi Abetu