martes, 31 de octubre de 2023

Experiencias: “Baja al taller de la Alfarera”. Mari Carmen García

 Baja al taller de las alfareras, allí te encontrarás con compañeras a las que como a ti, les ha resonado con fuerza la invitación a acompañar y ser acompañadas.

Desde el barro que somos, con humildad, sabiéndonos barro habitado por la Ruáh.

Nos acercamos al taller de las alfareras, la Red Miriam nos invitaba a hacer juntas un camino de dos años, y llegamos, en plena pandemia, con nuestras vasijas asombradas, algunas nuevas, otras ya reparadas, otras ajadas, descolocadas. Con ánimo, valor e incertidumbre, iniciábamos el camino. Cuatro semanas intensivas de formación integral, con sus fases intermedias de trabajo.

1ª Semana: Dios creador, dinámica de crecimiento. 2ª semana; Los dinamismos que nos configura, el Amor, movimiento. 3ª semana; Misterio Pascual, Jesús. 4ª semana; Las relaciones, discernimiento en común.

Cuatro semanas, como cuatro momentos del proceso de elaboración de cerámica hecha del barro: 1. Selección y amasado. 2. Producción y secado. 3. Esmaltado y enfornado. 4. Cocción y enfriado.

En el taller de las alfareras, lo primero es acercarnos al barro de que estamos hechas las personas, conocer algo de nuestra antropología y nuestra psicología. Ese barro animado, vivificado por el Espíritu, Ruáh, barro amado, salvado. Reconociendo al alfarero, la alfarera que nos crea por amor y no abandona nunca la obra de sus manos.

El barro (nuestro cuerpo), incorporado contemplativamente como parte inseparable del proceso.


En un contexto, en un espacio y un tiempo. No es cualquier taller es un taller de alfarería de mujeres y, con y para mujeres, con una mirada y palabras en femenino, feminista.

En clave de discernimiento, es decir, atreviéndonos a dejarnos moldear por la alfarera, cada una con su originalidad; y eso se notaba en la gran riqueza del grupo, lleno de variedades, diversidades, cada una con su forma, su luz, su aporte, su capacidad y originalidad insustituible. Y la Ruáh soplando en el barro y el barro a la escucha, y el barro llegando a ser en su conjunto, una grna obra de arte, una hermosa vajilla, pues cada una y en su conjunto íbamos tomando forma, ganando seguridad en acoger la Vida, acompañando la vida.

Nuestro barro y el barro quienes están cerca, a veces se daña, llega la adversidad y toca afrontarla, gestionarla y consolar; de eso saben mucho las alfareras, acompañar lo que es, lo que hay; recuperar lo que Dios creó, acompañando el amor, las familias.

Y toca practicar, atreverse a equivocarse y aprender de los errores y aciertos, propios y ajenos. Ir acompañando y dejándonos acompañar. Con la vivencia en grupo, avanzando en confianza, en mostrar y acogerlas fragilidades y fortalezas; aprendiendo a reconocer a Dios que se revela de distintas maneras, con una creatividad ilimitada, en este mundo intercultural ancho y ajeno, la vivencia del grupo lo verifica.

Es intenso esto de bajar al taller del alfarero, se acompaña, se es acompañada, se ora, se aprende, se practica en el torno y ahí te das cuenta de que finalmente quien acompaña, quien moldea es la Ruáh y este grupo de mujeres fuertes y tiernas que ha ido estando ahí.

Finalizamos con una semana de silencio como colofón pasar por el corazón, escucha agradecida, momento de posar y reposar lo aprendido y vivido para compartirlo.

GRACIAS Alfareras y compañeras. Volver hacia atrás para ir más allá. Metanoia.


Mari Carmen García