Fraternidad y perdón
La fe sólo es posible vivirla en comunidad. La comunidad es el lugar de relación, de encuentro, de escucha y discernimiento de la Palabra y de envío a encarnarla. Es también lugar de corrección fraterna y por tanto de perdón y reconciliación. Pero el grupo no suple nunca lo personal. Sólo desde la personalización de la propia vida podemos ser y hacer comunidad. El cuidado de lo comunitario implica también el cuidado de las relaciones al interior del grupo como Jesús lo hizo con cada uno de sus discípulos y con las mujeres que le seguían. El otro y la otra son palabra viva y desinstaladora de Dios en nuestra existencia y en su acogida o rechazo nos jugamos el encuentro con Dios mismo.
