Jesús y su Reino como única riqueza (Mt 19,16-22)
El cristianismo no es la religión de la ley sino la Buena nueva del Amor. El joven rico se acerca a Jesús buscando preceptos que cumplir para quedar justificado en su comportamiento, pero Jesús y su Reino no son un modelo ético a seguir con el que quedar justificados. De algún modo el joven ya lo intuía pues su existencia, aun siendo un buen cumplidor de la ley estaba insatisfecha. La moral del cumplimiento no le proporcionaba una vida feliz ni plena, de ahí la insistencia en su diálogo con Jesús. Jesús es radical en su respuesta: Véndelo todo, dáselo a los pobres y ven conmigo. Como a él nos invita a nosotros y nosotras hoy a poner nuestra seguridad no en los bienes ni en una moral de perfección, sino en Él y en su proyecto de comunión y solidaridad amorosa, de modo que nuestra única riqueza sea el Evangelio.