Nombrar y gestionar el fracaso y la frustración (Mt 11,20-24)
Jesús experimentó en carne propia el rechazo a su mensaje y su propuesta de vida alternativa. Aprendió a afrontar sus fracasos y frustraciones y el primer paso para ello fue nombrarlos. Las ciudades que estaban al otro lado del lago de Galilea se resistieron a su Buena Noticia. Jesús en este texto libera su dolor y su frustración ante su cerrazón a la vez que intenta hacerles conscientes de su error y sus consecuencias. También nosotros caminamos por la vida con frustraciones acumuladas o fracasos que nos agotan por dentro y nos endurecen la sensibilidad. ¿Cuáles son hoy algunas de nuestras frustraciones más cotidianas como comunidades cristianas y cómo podemos ayudarnos a gestionarlas para no caer en el resentimiento y la amargura? ¿Cómo hacerlo al modo de Jesús?.