Más allá de la apariencia (Mt 11, 25-27)
La oración de Jesús es de agradecimiento y asombro ante un misterio imposible de reconocer para quienes tienen puesta la seguridad de su vida en el poder, el consumo, o el prestigio social. Hay una sabiduría oculta en el revés de la historia y en las vidas de las personas más empobrecidas que el sistema desprecia, pero que conecta con la sensibilidad del Evangelio. La alegría de Jesús se funda en esta buena noticia: los y las descartables son los preferidos y preferidas de Dios y por ello también han de ser la brújula de la iglesia. Como recordaba San Gregorio Nacianceno a las primeras comunidades: Los pobres han de ser nuestros maestros, los humildes nuestros formadores.