Comentario al Evangelio del domingo 5 de Enero (Jn 1, 1-18)
En el principio existía La Palabra
Dios es palabra creadora y amorosa. No es Palabra vacía separada de la acción. En Él no hay dualismo. Dios al hablar “hace” y nos invita a hacer con Él. En Él no hay separación, sino inclusión e integralidad. La Palabra de Dios es una palabra que obra, y que nos invita también a nosotros y a nosotras a que nuestro decir, sea un hacer.
Por eso es Palabra encarnada que en Jesús se nos revela en plenitud. Es ofrecimiento y nunca imposición ni violencia. Por eso abrirnos a ella exige nuestra libertad. Podemos acogerla o cerrarle las puertas de nuestra sensibilidad y nuestro corazón: vino a los suyos y los suyos no lo recibieron, pero para quienes la reciben es fuente de libertad, creatividad amorosa y solidaridad.