jueves, 30 de enero de 2020

Comentario al Evangelio.31 Enero


Comentario al Evangelio.31 Enero

Mc 4,26-34
                        La fecundidad de lo que no se ve


Vivimos en la cultura de la apariencia y de la postverdad. Lo que no sale en los medios de comunicación de masas no existe y la realidad se inventa o se deforma en base a su visibilidad mediática. Pero lo esencial empieza siempre de forma casi impercetible. Lo nuevo siempre nace pequeño y en vulnerabilidad. Tiene forma de semilla. De ella toma su simplicidad y también su potencia misteriosa, porque en la semilla ya está la flor.  El Evangelio es experto en semillas más que en grandes plantaciones. 

Por eso la Buena Noticia irrumpe y se revela con una fuerza misteriosa en el mundo de lo invisible, en las realidades que el sistema decide declarar sobrante, inútil, descartable. La Buena Noticia se dice en pequeños gestos que desde abajo y desde dentro tienen el poder de ir   trasformando la vida y el corazón humano.

Por eso el Evangelio nos desafía también a ser expertos y expertas en  procesos y a superar la mentalidad microondas que se nos impone. Pero  guarda también otro misterio: la de ser puro don, gratuidad y confianza. Porque aunque pide de nosotros y nosotras cuidado, trabajo, vigilancia, etc, su crecimiento no depende de nuestras fuerzas y esfuerzos, sino de un Amor mayor que nos supera y trasciende y que es el velador de toda vida, el cuidador invisible de toda la potencia misteriosa que ocultan las semillas.