La Buena Noticia de liberación anunciada por Jesús entra en conflicto con quienes se sienten expertos en Dios, quienes convierten el amor y la ternura inclusiva de Dios en costumbre y precepto. Jesús denuncia con sus gestos y palabras la doctrina sobre lo que es puro e impuro a los ojos de los hombres porque contradice la misericordia del Abaa.
Jesús abre una nueva vía de acceso a Dios que no está basada en los ritos externos sino en ese gran baluarte de lo humano que es el corazón de las personas, sede de la interioridad y lo más profundo de sí mismas. Por eso Jesús coloca lo puro y lo impuro más allá de las apariencias externas sino desde las motivaciones hondas de las personas.