Una red de mujeres que nos sentimos convocadas por la vivencia de la espiritualidad ignaciana pensada y vivida con perspectiva de género y a la luz de nuevos paradigmas teológicos.
miércoles, 8 de abril de 2020
Balconada
Y me asomo a la ventana, y miro pasar las personas, los perrillos, la vida…y en mirar se me pasa el rato. Ahora entiendo porque las mujeres de mi barrio, sobre todo las mayores, miran tanto por el balcón, -como si de la mujer en la ventana de Dalí se tratara-, esa es toda su apertura al exterior, aisladas, no por un virus biológico, sino por un virus social, recluidas dentro de lo privado, espacio destinado para ellas, la casa, porque a la calle solo van las busconas, la calle es de los hombres, “qué dirán los vecinos si te ven por ahí sola en la calle, sin hacer nada, no me avergüences, que no me entere”.
Entonces, cuando te aíslan, te confinan, te impiden la participación, sin palabra, sin voz, lo que queda es mirar por el balcón.
Pero entonces pasas a ser la cotilla, la vieja del visillo…demonio de virus.
Y llega una mujer, la del perfume, rompe con el aislamiento normativo y todo lo llena con su fragancia,…
Dejadla en paz¡¡¡¡
Dejadlas vivir¡¡¡¡
porqué las criticáis¡¡¡
T. F