El proceso del prendimiento de Jesús, su condena y muerte revela su grandeza y libertad para encararlos pero a la vez también la miseria de la condición humana. Quienes le habían aclamado como rey en su entrada a Jerusalén no tienen problema días después en exigir su muerte. Quienes habían sido sus compañeros y lo habían dejado todo por seguirle son incapaces de acompañarle en la angustia de Getsemaní o huyen presos del miedo negando tener nada que ver con Él cuando es detenido y ajusticiado. Pero Jesús permanece fiel ante las opciones tomadas y en su soledad clama al Dios de la vida en su misterio. Sólo algunas mujeres, desde lejos, permanecen atentas a su sufrimiento y velan su cuerpo crucificado ante el sepulcro. La pasión de Cristo bien puede ser una crónica de la condición humana que acontece cada día es nuestro mundo. ¿Cómo no situamos cada uno de nosotras y nosotros ante ella?.
Una red de mujeres que nos sentimos convocadas por la vivencia de la espiritualidad ignaciana pensada y vivida con perspectiva de género y a la luz de nuevos paradigmas teológicos.
sábado, 4 de abril de 2020
Comentario al Evangelio.Domingo de ramos
Pasión de Cristo y condición humana (Mt 26, 14-27, 66)
El proceso del prendimiento de Jesús, su condena y muerte revela su grandeza y libertad para encararlos pero a la vez también la miseria de la condición humana. Quienes le habían aclamado como rey en su entrada a Jerusalén no tienen problema días después en exigir su muerte. Quienes habían sido sus compañeros y lo habían dejado todo por seguirle son incapaces de acompañarle en la angustia de Getsemaní o huyen presos del miedo negando tener nada que ver con Él cuando es detenido y ajusticiado. Pero Jesús permanece fiel ante las opciones tomadas y en su soledad clama al Dios de la vida en su misterio. Sólo algunas mujeres, desde lejos, permanecen atentas a su sufrimiento y velan su cuerpo crucificado ante el sepulcro. La pasión de Cristo bien puede ser una crónica de la condición humana que acontece cada día es nuestro mundo. ¿Cómo no situamos cada uno de nosotras y nosotros ante ella?.
El proceso del prendimiento de Jesús, su condena y muerte revela su grandeza y libertad para encararlos pero a la vez también la miseria de la condición humana. Quienes le habían aclamado como rey en su entrada a Jerusalén no tienen problema días después en exigir su muerte. Quienes habían sido sus compañeros y lo habían dejado todo por seguirle son incapaces de acompañarle en la angustia de Getsemaní o huyen presos del miedo negando tener nada que ver con Él cuando es detenido y ajusticiado. Pero Jesús permanece fiel ante las opciones tomadas y en su soledad clama al Dios de la vida en su misterio. Sólo algunas mujeres, desde lejos, permanecen atentas a su sufrimiento y velan su cuerpo crucificado ante el sepulcro. La pasión de Cristo bien puede ser una crónica de la condición humana que acontece cada día es nuestro mundo. ¿Cómo no situamos cada uno de nosotras y nosotros ante ella?.