(Mc 16,15-20)
El encuentro con el Resucitado aunque es una experiencia que acontece en el marco de la comunidad nos lleva mucho más allá de ella. La iglesia nace para servir al mundo no a sí misma y en esa diaconía la universalidad es una sus características fundamentales. La Buena Nueva del Evangelio lo es también para toda la creación por eso nuestra concepción y práctica de la misión hoy ha de estar comprometida, como nos señala el papa Francisco, con la ecología integral (LS 137). La salvación de Cristo afecta a toda la comunidad cósmica. Los seres humanos formamos parte de ella y necesitamos recuperar la conciencia de esa interdependencia. En esa misión no estamos solos sino que El espíritu del Resucitado nos compaña y nos “empodera” ensanchando nuestras capacidades y dones.