La genealogía de Jesús le ubica en clara continuidad con la estirpe de Israel revelando de este modo que la promesa de Dios a Abraham y a las sucesivas generaciones no fueron vanas, sino que alcanzan su plenitud en Jesucristo. Pero para ello la fe y la colaboración humana resultan imprescindibles. Una fe que como la de José, pasa por la perplejidad y el desconcierto ante el embarazo y la maternidad de María y le mueve a la a la aceptación y la acogida, más allá de las críticas, las sospechas y la incertidumbre. José se abre a un misterio de amor que va más allá de su lógica y sus expectativas y al hacerlo rompe con los estereotipos y los mandatos patriarcales que le obligaban a repudiarla. La fe y la confianza le llevan a amar y acoger la vida más allá de lo políticamente correcto, porque la Buena Noticia de Dios va más allá de las costumbres impuestas. ¿Qué incertidumbres, críticas, sospechas desafían hoy nuestra experiencia creyente?.¿A qué costumbres terminamos rindiendo el Evangelio y domesticándolo?.